jueves, noviembre 01, 2007

[AP] Este no es el metro / investigacion APARIENCIA PUBLICA


Este no es el metro
investigacion APARIENCIA PUBLICA

texto inedito
expuesto en TRAVESIAS URBANAS
UMCE / 2006

Materialidades subjetivas _ ESTO NO ES EL METRO

Hoy es preciso pensar toda esta abundancia de lo impalpable: enunciar una filosofía del fantasma que no este, mediante la percepción o la imagen, en el orden de unos datos originarios, pero que le permita tener valor entre las superficies con las que se relaciona, en el retorno que hace pasar todo lo interior afuera y todo lo exterior adentro, en la oscilación temporal que siempre le hace precederse y seguirse, en suma, en lo que Deleuze puede que no permitiría llamar su “materialidad incorporal”.Repetición y Diferencia / Michel Foucault & Gilles Deleuze, 1969

El metro, por cuanto nos acerca a la humanidad cotidiana, desempeña el papel de un vidrio en aumento y nos invita a medir un fenómeno que, sin el, correríamos el riesgo de ignorar o tal vez trataríamos de ignorar.

El viajero subterráneo
Marc Auge, 1987

TRÁNSITOS

Las distintas formas de organización de la vida social, frente al problema de la modernidad, continua siendo un campo de exploración, de orden, de conflicto, entre la revisión critica del discurso contemporáneo sobre la ciudad genérica y los puntos de observación espacialista, que miran como la re-constitución del sujeto en base a su autoorganización social, pero no adictiva, puede producir estrategias de apropiación urbana en lugares ya despojados de lo cotidiano, como un medio de disolución de las estructuras establecidas.

Dentro de estas escenas “urbanas” insinuadas, de discurso e imaginación, que se vierten continuamente y se contraponen sobre otros estadios metropolitanos, se instalaría no solo una relación sobre las categorizaciones de lugar de la sobremodernidad y postmodernismo, sino que se levantarían múltiples universos existenciales sobre las lecturas de lo metropolitano, haciendo aparecer diversos focos de concentraciones identitarias, flujos de información urbana, dinamicidad estética, y nuevas realidades espaciales sobre nuestra practica urbana que indagarían a lo cotidiano, y buscarían un tiempo perdido, a modo de experiencia.

Sin embargo, bajo esta condición, ¿que tipo de escenario abriría, este fin de ciudad, e iniciaría una reflexión sobre la postciudad?

¿Cuales son las emergencias que estos paradigmas abarcarían, bajo la consigna del desplazamiento?

¿Que sucedería si la diversidad, tiene la capacidad de proclamar, y enlazar lo local y lo global, bajo un proceso inacabado?

De ¿que manera lo cotidiano establecería el lugar, si bajo sus pies los desplazamientos, y los discretos micromensajes, fabrican su propio espectáculo, encaminándose a la desaparición del sujeto?

La forma de la ciudad cambia rápidamente, las lecturas del paseante irrumpen como un espacio de acumulación de mensajes urbanos, como una primera circulación y señal de un proceso cultural asumido, pero cargado de la experiencia de nostalgia, debido a su individualización que se expondría al descorporeizado tejido urbano. Los lugares de dominio público se exhibirían más claramente, como la creación de un tejido entre las ambiciones, los intereses, y los espacios propios de la tradición y de la vanguardia, pero ¿qué es lo “nuevo”?, lo nuevo aparecería como la mirada (contemplación) sobre el territorio urbano, entendido como un espacio que se configuraría, a modo de un entretejido de niveles diferentes de realidades.

Homogenización, secuencia, pliegue, temporalidad y desplazamiento, son cruces de mensuras conceptuales posibles de establecer, desde la real metáfora de la sociedad expuesta, a sus diferentes niveles de realidad sobreexpuestas.

Estas nuevas imágenes instantáneas, huellas de desanclaje urbano, aparecerían en espacios de acumulación y borrado, una caso serian las estaciones de metro, pausa en transito, que contendrían una serie de flujos urbanos cambiantes y paisajes de identidades múltiples, bajo la lectura de un enorme dispositivo de mínimos contactos, donde el desplazamiento seria otra mirada paradójica y ubicua, a la vez. Una estación de metro podría ser un simple contenedor neutro o un escenario cotidiano, donde se realizarían intercambios definidos, que aparentemente no podrían relevar mayor información, sin embargo, es posible entenderla al mismo tiempo, como un espacio de rigidez y clausura, que frente a sus lecturas espaciales y tectónicas, que se basan fundamentalmente en la eficiencia del confort y el desanclaje de las relaciones sociales, dan pistas sobre culturas urbanas y experiencias metropolitanas de lugar, tal vez nuevas ideas, sobre la a-topia moderna, y sus instrucciones de uso publico, función oblicua de las realidades espaciales contemporáneas.

Estas condiciones actuales, no solo generan, una observación y exploración de la “lugaridad común”, sino una transfiguración de sus imágenes, equipamientos, objetos e interioridades urbanas por espacialidades mas dinámicas e interactivas, instalando mas rápido de lo común, la mirada de la diáspora1 urbana, que emplaza no solo la temporalidad a modo de interfaz, sino su producción espacial, como expresión material - pantalla o simulacro - , de las nuevas instancias culturales. Es así, como la aparición de los no-lugares, espacios que se enmarcan dentro del anonimato y la abundancia, se despliegan a modo de evidencia epistémica sobre los nuevos roles de identidad, sobre la conciencia sobre la multitud[1], y sobre los espacios de dromología3 - relaciones mediáticas de una conciencia de lo móvil - pues si la prefiguración se establece, sobre los fenómenos y sus producciones, es la dinámica de la ciudad la que absorbe y muestra de manera mas clara las conurbaciones y sus bifurcaciones semánticas en las producciones del espacio.

¿Que sucederá con el sujeto, ya desaparecido?

¿Que sucederá con el cuerpo espacial dentro de los desplazamientos urbanos en la dinámica de la ciudad?

¿De que manera la temporalidad de los usos urbanos y sus prácticas, se representan y se materializan sobre la espacialidad urbana?

Bajo esa eficiencia aséptica, sin rasgos, sin trazas, ni marcas, ni señas de nuestra identidad subjetiva, se extiende un simulacro sobremoderno - que transcurre en el territorio del cuerpo de la ciudad - que define no solo nuestra cultura, sino una existencia por habitar, una travesía de microespacios, sobre una multiplicidad singular, capaz de ser reducida a una pantalla.

Sin embargo, desde estos infinitos paisajes, ¿son posibles las representaciones a modo de cartografías urbanas, que envuelvan una reflexión sobre la producción espacial y no caer en el cliché común, del multipropósito?

¿Es posible generar instrumentos de representación que permitan vincular y desarrollar las potencias de los procesos que allí se despliegan?

¿Es posible capturar, eventualmente, estos retazos de poca nostalgia, y de exceso de modernidad?

MATERIA aún?...

Singularities are the precise points at which all of the variations in (of) the field are copresent, from a certain angle of approach, in potential. That copresence in potential is “intension” as opposed to extension …, closer to a “virtuality” …absolutely real. I is absolute in that it is nowhere in the space in the space-time coordinates of extension, and yet it is perspectival, because the variation of the field is ever on the approach, from a certain angle, to a singularity of its own copresence. It is real, yet incorporeal.
Becoming-deleuzian
Massumi, 1996

La disrupción del espacio y sus modos de producción en el campo cultural, después del giro espacial (cercando la década del 90), ha denotado, una serie de trabajos transdiciplinarios bajo el análisis, crítica y experimentación de nuevas formas de ocupación y de lectura urbana postindustrial, basadas en los mecanismos de desplazamiento espacio-temporal, de las densidades urbanas, y la acumulación y deslocalización de estructuras de movilidad y comunicación, que al mismo tiempo, produjeron un re-ajuste conceptual al repertorio de estudios culturales.

La aparición de estos nuevos emplazamientos temáticos, abrieron un otro campo expandido, a modo de un cruce de líneas, límites epistémicos y semánticos, como lo detalla Rosalind Krauss, en su texto la escultura del campo expandido. La producción que se genero entorno a este nuevo panorama, fue conectar existencias distintas, desde estudios culturales a desarrollos sobre las materialidades de las cosas, bajo la experiencia del sitio, del no-lugar, a modo de una estrategia especulativa, dándole cabida un proceso de dotación de sentido a través, de la doble negatividad. Pues si en un momento, las herramientas que se establecían para la lectura de la ciudad, dependían del cuerpo semántico y su significado (tipo y lenguaje), esto cambio, hacia la lectura del cuerpo y su espacialidad, junto con la sensibilidad critica de la imaginación espacial, expresada en la interpretación tiempo e historia sobre las relaciones sociales y en conjunto con la dimensión cotidiana de las cosas.

Al abrirse, estos escenarios de genealogías espaciales cotidianas o estadios de la vida como instrucciones de uso, facultó que microfisuras, que se emplazaban en naturalezas complejas de simultaneidad social, pudieran visualizarse y tomar lugar, como exclusiones y contradicciones (conceptuales y materiales) dentro del discurso aprehendido.

De este modo problematizando el conjunto de oposiciones, es posible encontrar partes de un universo cultural, de términos complejos, que se encuentran en una suspendida categorización, en una potencia capaz, de habitar en modos y condiciones diferentes, dejando en claro que la experiencia sobre la realidad, fija un espacio determinado de exploración y de investigación cultural, que se extiende en este caso sobre la ciudad y su cotidiano.

Bajo este indicio, la experiencia de campo y su práctica4 sobre el territorio urbano y la geografía cultural, derivaron a modos de producción fluctuantes e indeterminados, donde sus tácticas, estrategias5 (representación y construcción) y operaciones lógicas, inquirieron, registraron, exploraron y emplearon, una organizada materia de trabajo, que se conformaba sobre la ciudad, sobre sus ocupaciones y los usos urbanos. Este tipo de lógicas “contemporáneas” o “gramáticas” de campo, tratan de ser, una posibilidad de investigar sus partículas elementales, en este caso las partículas elementales, serian la huella del sujeto, la trama subjetiva de las cosas, y su materialización, a modo de producción del espacio. Así como lo asigna De Certeau, la ciudad como panorama, es un simulacro teórico que tiene como condición de posibilidad, un olvido y un desconocimiento de las practicas6 (operaciones conceptuales e imaginarias sobre lo cotidiano). Esa dualidad, que fija De Certeau, de la cual se acoge lo urbano, no es mas que la soledad del anonimato y la singularidad de la multitud, proceso por el cual, la experiencia subjetiva y el imaginario se someten diariamente, a una evolución y mutación, en figuras y formas, que según su uso, se presentarían como un acontecimiento posible, descripción que cambiaria la vida de las habitantes.

Los caminos que responde a estos entrelazamientos, nos proponen situar la mirada sobre las redes y sus trazos, sobre como avanzan y como se cruzan, y sobre todo como se componen las historias múltiples, con o sin autor, con o sin espectador, pues el fenómeno urbano y su habitabilidad, no solo se expresa de manera física, sino también, dentro del imaginario, dentro de la voluntad de ver.

De esta manera, la lectura de un espacio colectivo y las concentraciones urbanas presentan al escenario-metro como un caso de interacción e individualidad, donde las articulaciones de movimientos y acontecimientos diversos, ubican a las trayectorias colectivas y cotidianas, como un contexto posible, de interacción e investigación, pues nos permite situar lecturas sobre los tránsitos de identidades y sus figuraciones ciudadanas7. Las historias múltiples indicadas en estas trayectorias de mundos colectivos fugaces, capaces de saltar las escalas institucionales que obstaculizan por medio de vínculos temáticos y homogenizaciones, muestran a la vez, la identidad singular y plural de estos escenarios.

La operatividad (maneras de hacer8) del entretejido sobre la ciudad y el imaginario se concretiza por medio de una alianza que avanza sobre la ampliación de lo cotidiano y de lo diario – donde se articula la pluralidad - y por medio de una serie de estrategias que intentan dar cuenta de donde se ubican y donde habitan estas huellas.

Ahora, el lenguaje operacional de la “gramática” de campo, por un lado, estaría definida por la subjetividad del sujeto, o sea por la exteriorización de la representación del yo, que opera dentro de una afección - pues me afecta - que es descubrimiento y relación con el mundo, y además, con la materia que es lenguaje en potencia, es tener conciencia de ser, sobre una relación inmediata del yo con la constitución del mundo, posibilitando, que la materia en-si sea un contenido de la experiencia9.

Así, la “gramática” estaría enfoca hacia la relación con las cosas, asumida como potencia, y no como una necesidad de determinar, una estructura categorial. Pues, lo que se busca en esta operación, es la historicidad de la relación material con lo cotidiano (en su imagen), es en este punto donde se entrecruzaría la configuración de las materialidades subjetivas expuestas, junto con sus huellas a modo de dispositivos espaciales, es decir escenarios y actores, a la vez.


ESTO NO ES EL METRO

DESPLAZAMIENTOS DE LO COMPLEJO _ Encuentros de Campo

Sobre cotidiano y continuum en variación

El viaje rejuveneció las cosas y envejeció la relación con uno mismo _ Foucault, 1976

ESTE NO ES EL METRO –es una operación (de lenguaje), basado en el pliegue de la exterioridad de la conciencia (materia – a modo de contenido), es decir en una alteridad externa de lo trascendente, que nos situaría en la línea del plisado entre la percepción del sujeto, y su potencialidad sobre lo cotidiano, a modo de producción.


Ahora, estas operaciones reflexivas incorporan al espectador en relación con la obra10, como un momento constitutivo de esta, produciendo una dislocación de las inercias que articulan el tiempo y el espacio de la habitualidad.11 La desmaterialización producida por la deslocalización, se iría hacia otra materialidad, cuya realidad estaría afuera, es decir pondría al descubierto al sujeto no tanto como lenguaje, sino el vació que se encuentra enunciando por esta desnudez del “hablar”12.


Esta acción proyectual, documentada en la fotografía, ubica su lenguaje alejándose lo más posible de sí misma, tomando el recurso de la simetría para ello, pues si al estar “fuera” de si misma pone al descubierto al mismo ser, es decir a la repetición de la fotografía, por ende al sujeto y forma, es posible que la franqueza de esta acción revele una distancia más que un doblez (pliegue), una dispersión más que un retorno de los signos sobre si mismos. De ahí, que esa otra materialidad, una materialidad incorporal13, podría operar sobre el límite de los cuerpos que se proyectan, se particularizan, se multiplican y se cortan sobre una superficie o un paisaje de acontecimientos, lo que produciría una lógica más compleja y más desplazada del cotidiano.


Este lenguaje desata en el terrorismo del cuerpo y en el pensamiento, la exterioridad de la conciencia, la exterioridad de la materia, y la exterioridad de su potencialidad, deviniendo en el discurso del límite (limes proyectual), y la operatividad de la simetría como acción, un intersticio entre las imágenes, donde sus figuras se dibujan únicamente sobre la existencia de lo cotidiano y del anonimato, ya que nunca ellas mismas, sino el vació que las rodea, el espacio donde se encuentra sin raíz y sin zócalo14, operaria de manera directa sobre el imaginario.

Frente a esta, breve antesala expuesta al distanciamiento de la presencia, ¿nos muestra una representación basada en la interioridad –de la imagen?



La lectura que se desprende de la elaboración y operación de simetría, provoca un concepto de incomprensión, que es aprovechado, como lo plantea Foucault, como un equicovo provisional, pero como es una lectura ambigua, que puede dar vida a ciertas distorsiones ópticas conceptuales, surge un especie de entrecruzamiento entre la relación de diferencia y similitud, que aparentemente ubica a la repetición como una operación de intercambio, frente a las equivalencias majaderas de la imagen. En apariencia este intercambio, situaría a la repetición como un punto de vista que concierne a una singularidad incambiable e insustituible, pues seria una forma de comportarse, en relación con algo único o singular, que no tiene semejante o equivalente, así o talvez, la repetición, como conducta externa seria por su cuenta, eso de una vibración mas secreta, de una repetición interior, y mas profunda en el singular que la anima. La repetición no seria añadir una segunda y tercera vez a la primera, sino llevar a la primera vez hacia la “enésima” potencia. Bajo esta relación de potencia, la repetición se invierte interiorizándose.15 Un ejemplo de esta acción seria el siguiente, la generalidad seria la generalidad de lo particular, el tipo, el canon, el modelo, un caso de estos seria cuando una obra de arte es repetida como singularidad sin concepto, pero una repetición seria la universalidad de lo singular, no es por azar, que un poema debe ser aprendido de memoria, pues como lo expresa Pius Serven, abrían dos lenguajes, uno seria el de las ciencias, dominado por el símbolo de la igualdad, en la que cada termino puede ser reemplazado por otros, el de generalidad: y el otro lenguaje seria el lírico, en el cada termino irremplazable solo podría ser repetido, en este caso el poema.

Finalmente, siempre podríamos representar una repetición como una semejanza extrema o una equivalencia perfecta, sin embargo al tener la oportunidad de pasar de un grado a otro, no quiere y no impide que haya diferencias de naturaleza entre ambas.16

De esta manera, la encrucijada y rasgo, donde se sitúa esta acción en NO ES EL METRO, se activaría mediante la repetición a modo de diferencia, como una serie de imágenes instantáneas sobre un vacío temporal de fragmentos eficientes que poseerían espacios determinados, que cambiarían por el solo giro de un personaje o por la detención de un grupo, que dejaría al descubierto el robo de un espacio propio, de una espacialidad perdida.


Finalmente la operación NO ES EL METRO, no se trataría de una colección de imágenes, y tampoco de objetos, sino de un proceso difuso, sobre lo cotidiano, relacionando el carácter social de una multitud de singularidades, con un ruido en silencio, que saca de la posición donde se encuentra, al sujeto en su percepción, y a la materia como experiencia, como realidad y los traslada a través de una reconfiguración de sus elementos y localizaciones.


La materialidad que expone al acontecimiento como una cualidad, surge como una reflexión, como un relato inexistente pero que podría acontecer.

La encrucijada sobre la materia, se abre Materia es sujeto.


José Llano
Patricio Echeverría


1Diáspora (Del gr. διασπορά, dispersión). 1. f. Dispersión de los judíos exiliados de su país. 2. f. Dispersión de grupos humanos que abandonan su lugar de origen.www.rae.es _ Real Academia Española © Todos los derechos reservados
[1] Multitud: es necesario insistir aún sobre la diferencia que separa el concepto de multitud del concepto de pueblo. La multitud no puede ser aprehendida ni explicada en términos de contractualismo (entendiendo que el contractualismo, más que a una experiencia empírica, se remonta a la filosofía trascendental). En un sentido más general, la multitud desconfía de la representación, ya que es ella una multiplicidad inconmensurable. El pueblo se representa siempre como unidad, mientras que la multitud no es representable, puesto que es monstruosa vis à vis de los racionalismos teleológicos y trascendentales de la modernidad. En oposición al concepto de pueblo, el concepto de multitud es el de una multiplicidad singular, un universal concreto. El pueblo constituía un cuerpo social, no así la multitud, porque ella es la carne de la vida...
Del mismo modo que la carne, la multitud es pura potencialidad, la fuerza no formada de la vida, un elemento del ser. Al igual que la carne, también la multitud se orienta hacia la plenitud de la vida. El monstruo revolucionario llamado multitud, aparecido al final de la modernidad, quiere transformar de manera continua nuestra carne en nuevas formas de vida”.

Negri, Antonio. Guías. Cinco lecciones en torno a Imperio, Ediciones Paidós, Barcelona. 2004, p. 45.
3 Concepto trabajado y definido por Paul Virilio, como la ciencia o lógica de la velocidad y los desplazamientos. La dromología, se estructura no solo en los espacios de flujos o de información, sino en las relaciones estructurales de la sociedad.
4 … en la situación de la posmodernidad, la practica no se define en relación a un determinado medio – la escultura -, sino en relación a las operaciones lógicas sobre un conjunto de términos culturales, para las que puede utilizarse cualquier medio – fotografía, libros, líneas en las paredes, espejos o la propia cultura.
Krauss, Rosalind. La originalidad de las vanguardias y otros mitos modernos. Ediciones Alianza forma. Barcelona 1996. pp. 301-2

5 … llamo estrategia al cálculo de relaciones de fuerzas que se vuelve posible a partir, del momento, en que un sujeto de voluntad y de poder es susceptible de aislarse de un “ambiente”. La estrategia postula un lugar susceptible de circunscribirse como lugar propio y luego servirse de base a un manejo de sus relaciones con una exterioridad distinta. La racionalidad política, económica o científica se construye de acuerdo con este modelo… por el contrario, llamo “táctica” a un cálculo que no se puede contar con un lugar propio, ni tanto con una frontera que distinga al otro como una totalidad visible. La táctica no tiene lugar mas que en el del otro. Se insinúa, fragmentariamente, sin tomarlo en su totalidad, sin poder mantenerlo a distancia. No dispone de una base donde capitalizar sus ventajas, preparar sus expansiones y asegurar una independencia en relación con las circunstancias. Lo “propio” es una victoria del lugar sobre el tiempo. Al contrario, debido a su no lugar, la táctica depende del tiempo, atenta a “coger el vuelo”, las posibilidades de provecho. Lo que gana no lo conserva. Necesita constantemente jugar con los acontecimientos para hacer de ellos “ocasiones”… lo que hace en momentos oportunos en que combina elementos heterogéneos (así, en el supermercado, al ama de casa confronta datos heterogéneos y móviles, como las provisiones en le refrigerador, los gustos), pero su síntesis intelectual tiene como forma no un discurso, sino la decisión misma, acto y manera de aprovechar la ocasión.
De Certeau, Michel. La invención de lo cotidiano, artes de hacer. Vol. 1. Ediciones Universidad Iberoamericana. México 1996. pp. 49-50

6 Idem. pp. 105
7 Ossa, Carlos – Richard, Nelly. Santiago Imaginado. Ediciones Taurus, Aguilar, Altea, Alfaguara. Colombia. 2004. pp. 17.
8 Op cit. n 6
9 Rojas, Sergio. Materialidades para una historia de la subjetividad. Ediciones la blanca montaña. Santiago 1999. pp. 34
10 Ibíd. nota nº 9. pp.321
11 Ibíd. nota nº 9. pp.321
12 Foucault, Micheal. El Pensamiento del afuera. Ediciones PRETEXTOS. Barcelona pp.25.
13 Deleuze – Foucault. Theatrum Philosophicum seguido de Repetición y Diferencia. Ediciones Anagrama. Barcelona 1995. pp 12
14 Op. cit. nº 12. pp.27.
15 Op. cit. nº 13. pp.50
16 Op. cit. nº 13. pp.50


Jose Llano
Arquitecto, Diseñador de Delitos & Coreografo del Deseo
editor aparienciapublica
www.aparienciapublica.org
http://aparienciapublica.blogspot.com/

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