extraido de ICOMOS CHILE
El Discurso
Con el discurso del Presidente del Colegio de Arquitectos Hernán Montecinos Barrientos se inauguraba, el día jueves 23 de septiembre de 1993 en el frontis del edificio del Museo Nacional de Bellas Artes, la IX Bienal de Arquitectura.
En primera fila le escuchaba atentamente el Presidente de la República Patricio Aylwin Azócar, tras él un sinnúmero de asistentes daba cuenta del enorme interés ciudadano que provocaba este evento gremial.
En esa versión la Bienal tenía como tema de convocatoria Medio Ambiente y Ciudad, y como pocas veces en la historia de Chile el máximo representante de la orden tenía la oportunidad de tener como audiencia a la máxima autoridad del país. Él lo sabía y no desperdicia la oportunidad para hacerlo notar, lo que muy lejos de una vanidad inexistente, se convierte en ocasión propicia para plantear una necesaria reivindicación, que -para todos los que estuvimos ahí- fortalecía un discurso con la idea básica de que el patrimonio natural y el patrimonio cultural son deudores el uno del otro, de una solidaridad para con las generaciones futuras.
La Dedicatoria
Tres años después de ello -un día de noviembre de 1996- en los pasillos del Departamento de Historia y Teoría de la Arquitectura de la Universidad de Chile nos encontramos con el siempre buen ánimo de Don Hernán. El sabía de mi participación en la Comisión de Patrimonio del Colegio de Arquitectos, donde nos habíamos visto varias veces, además de mi reciente incorporación a ICOMOS Chile, donde también nos habíamos encontrado con nuestro común interés por el patrimonio. Me condujo raudo a su oficina y me regaló un ejemplar del libro que había escrito junto con Patricio Basaez e Ignacio Salinas “Las Iglesias Misionales de Chiloé. Documentos”, escribiendo una dedicatoria que no merecía, pero que su sabia generosidad la convertía en un encargo que nos permite mantener nuestro convencimiento para seguir dedicadamente trabajando en momentos que lamentamos su ausencia.
Un recuerdo chilote
Poco después de eso –justo hace ya una década-, durante el mes de enero de 1997, realizamos con nuestros alumnos de la Escuela de Historia de la Universidad Marítima de Chile el proyecto “Historia Oral del Patrimonio Religioso de Chiloé”, como un aporte voluntario al trabajo de la Fundación Cultural de los Amigos de las Iglesias de Chiloé. Eran los tiempos álgidos de una actividad que no tenía otro horizonte más que la complicidad del trabajo académico al servicio de la comunidad.
En esos momentos tuvimos la oportunidad de compartir directamente con todos aquellos chilotes que le daban el sentido al trabajo de los profesionales que -liderados por Don Hernán- trabajaban abnegadamente con el convencimiento de que integrar la Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO, era un medio y no un fin.
Don Hernán, imposible no llamarlo de otro modo, era un hombre cálido y humano de cuidados detalles como estos, por lo que hoy queremos honrar su memoria compartiendo algunos de estos detalles, que más allá de lo anecdótico nos convirtieron en testigos privilegiados del trabajo de uno de los más preclaros protagonistas de nuestra cultura patrimonial nacional.
José de Nordenflycht
Presidente de ICOMOS Chile
Con el discurso del Presidente del Colegio de Arquitectos Hernán Montecinos Barrientos se inauguraba, el día jueves 23 de septiembre de 1993 en el frontis del edificio del Museo Nacional de Bellas Artes, la IX Bienal de Arquitectura.
En primera fila le escuchaba atentamente el Presidente de la República Patricio Aylwin Azócar, tras él un sinnúmero de asistentes daba cuenta del enorme interés ciudadano que provocaba este evento gremial.
En esa versión la Bienal tenía como tema de convocatoria Medio Ambiente y Ciudad, y como pocas veces en la historia de Chile el máximo representante de la orden tenía la oportunidad de tener como audiencia a la máxima autoridad del país. Él lo sabía y no desperdicia la oportunidad para hacerlo notar, lo que muy lejos de una vanidad inexistente, se convierte en ocasión propicia para plantear una necesaria reivindicación, que -para todos los que estuvimos ahí- fortalecía un discurso con la idea básica de que el patrimonio natural y el patrimonio cultural son deudores el uno del otro, de una solidaridad para con las generaciones futuras.
La Dedicatoria
Tres años después de ello -un día de noviembre de 1996- en los pasillos del Departamento de Historia y Teoría de la Arquitectura de la Universidad de Chile nos encontramos con el siempre buen ánimo de Don Hernán. El sabía de mi participación en la Comisión de Patrimonio del Colegio de Arquitectos, donde nos habíamos visto varias veces, además de mi reciente incorporación a ICOMOS Chile, donde también nos habíamos encontrado con nuestro común interés por el patrimonio. Me condujo raudo a su oficina y me regaló un ejemplar del libro que había escrito junto con Patricio Basaez e Ignacio Salinas “Las Iglesias Misionales de Chiloé. Documentos”, escribiendo una dedicatoria que no merecía, pero que su sabia generosidad la convertía en un encargo que nos permite mantener nuestro convencimiento para seguir dedicadamente trabajando en momentos que lamentamos su ausencia.
Un recuerdo chilote
Poco después de eso –justo hace ya una década-, durante el mes de enero de 1997, realizamos con nuestros alumnos de la Escuela de Historia de la Universidad Marítima de Chile el proyecto “Historia Oral del Patrimonio Religioso de Chiloé”, como un aporte voluntario al trabajo de la Fundación Cultural de los Amigos de las Iglesias de Chiloé. Eran los tiempos álgidos de una actividad que no tenía otro horizonte más que la complicidad del trabajo académico al servicio de la comunidad.
En esos momentos tuvimos la oportunidad de compartir directamente con todos aquellos chilotes que le daban el sentido al trabajo de los profesionales que -liderados por Don Hernán- trabajaban abnegadamente con el convencimiento de que integrar la Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO, era un medio y no un fin.
Don Hernán, imposible no llamarlo de otro modo, era un hombre cálido y humano de cuidados detalles como estos, por lo que hoy queremos honrar su memoria compartiendo algunos de estos detalles, que más allá de lo anecdótico nos convirtieron en testigos privilegiados del trabajo de uno de los más preclaros protagonistas de nuestra cultura patrimonial nacional.
José de Nordenflycht
Presidente de ICOMOS Chile
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Jose Llano
Arquitecto, Diseñador de Delitos & Coreografo del Deseo
editor aparienciapublica
www.aparienciapublica.org
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