martes, julio 03, 2007

[AP] ¿es la modernidad nuestra antigüedad?


¿Seiscientos años de modernidad?
elPAIS.COM
ÁNGELA MOLINA
30/06/2007

Una ciudad convertida en museo. En experimento. Kassel alberga la Documenta 12, un evento que cada cinco años y bajo el mando y dirección de un comisario internacional hace una propuesta para el arte contemporáneo. Este año casi un tercio de las 500 obras elegidas pertenece al pasado. Con ello, Roger Buegel ha querido plantear la pregunta:
¿es la modernidad nuestra antigüedad?
La respuesta debe encontrarla cada espectador.


[foto del Aue-Pavillon sobre el parque Karlswiese / Anne Lacaton y Jean-Philippe Vassal]


Pragmáticamente, la Documenta 12 de Roger M. Buergel es heredera de la X de Catherine David, pero el sentimiento es radicalmente distinto. La comisaria francesa no fue una esteta que se deleitó en la especulación de conceptos y personas, sino que tuvo ideas propias y entendió que un evento de la importancia del de Kassel, una ciudad situada en el centro de la reunificada Alemania -seriamente afectada por la recesión económica-, debía aparecer como una topografía ejemplar de toda una serie de rupturas y desplazamientos donde poder cuestionar la modernidad en un nuevo orden nacido del colapso comunista y de una brutal imposición de las leyes del mercado. Disuelto el museo y el espacio público en una estandarizada sociedad del espectáculo, la Documenta X supuso la reconsideración del trabajo de artistas seminales de la segunda mitad del siglo que habían nacido antes, durante o inmediatamente después de la guerra; algunos habían muerto prematuramente (Broodthaers, Fahlström, Matta-Clark, Oiticica), otros empezaron a trabajar en los años de la primera Documenta, en 1955 (Richter, Pistoletto, Hamilton, Aldo van Eyck), cuestionando o transgrediendo las viejas nociones de "bellas artes", las rimas y fundamentos de la cultura occidental.


[foto del Aue-Pavillon sobre el parque Karlswiese / Anne Lacaton y Jean-Philippe Vassal]

Diez años después, Roger M. Buergel ha convertido en convencional y trillada aquella visión libre y osada de la (re)presentación de las formas y prácticas estéticas contemporáneas. Así, la respuesta a la cuestión crítica -imposible- que plantea el comisario berlinés, "¿es la modernidad nuestra antigüedad?", evita hábilmente malograrse en un inexistente texto teórico, o simplemente se esquiva a lo largo del recorrido por las más de quinientas obras, un tercio de las cuales son "no contemporáneas". Como buen alemán, Buergel aspira a una visión total del arte. Su mezcla de historias, imágenes y culturas -en especial las del Medio y Lejano Oriente- ni siquiera puede calificarse de ecléctica. Es más bien arbitraria, a ratos frívola y repetitiva (del chapucero barroquismo del chileno Juan Dávila al fetichismo minimalista del norteamericano John McCracken), aunque impecablemente lograda en algunos casos. Todo puede ser susceptible de lecturas. Una amalgama que no permite, en ningún momento, que uno se tome del todo en serio al comisario, ni siquiera de un modo irónico. A modo de referencia de esta Documenta 12, en la que hay contados vídeos, ausencia total de arquitectura y sí muchas alfombras, decir que la pieza más antigua es un dibujo de un anónimo persa, que se exhibe en el alejado pabellón Schloss Wilhelmshöhe. La intención de Buergel es mostrar cómo ya en el siglo XV los artesanos de aquel país se apropiaban del lenguaje y formas chinas. La pieza más contemporánea... podría no haber llegado todavía, quizás algún secreto gastronómico-molecular elucidado en la penúltima estrategia promocional de Ferran Adrià.
Salvada la torpeza arquitectónica del pabellón diseñado por los arquitectos Anne Lacaton y Jean-Philippe Vassal, en el Karlsaue Park, donde docenas de obras dispuestas en absoluta contradicción y confusión pueden dejar exasperado al visitante, el núcleo de la exhibición se concentra en el Museum Fridericianum, Documenta Halle, Aue Pavillion y Neue Galerie. La migración de las formas, La exposición como médium y El fracaso del espacio público en la modernidad son los ejes de la ley básica de Buergel, de manera que el público está invitado a establecer sus propios puentes a partir de relaciones formales o atributos.
[foto del Aue-Pavillon sobre el parque Karlswiese / Anne Lacaton y Jean-Philippe Vassal]

En términos de experiencia, el espacio más divertido y menos rutinario es el Documenta Halle, ocupado por el trabajo de la artista alemana Cosima von Bonim (1962): se trata de una instalación que remite al concepto de fragilidad, compuesta por grandes perros de trapo que habitan en estructuras minimalistas parecidas a las de Sol LeWitt. Muy cerca, una bellísima alfombra persa (XIX) sirve de fondo a la disecada serenidad de una jirafa -encontrada en el zoo de la ciudad palestina de Qualquiliyah tras un ataque de la aviación israelí-, obra del austriaco Peter Friedl (1960), una pieza que participa de la misma idea de Von Bonim de utilizar la cultura popular como arma política.

Buergel, que deja claro que vivimos en un mundo de imágenes y no de experiencias, ha considerado que la presencia de las reproducciones del manet, La exposición universal (1867) y el klee Ángelus Novus (1920) puede ser tan intensa como la impresionante instalación en la Neue Galerie de la norteamericana Eleanor Antin, The Angel of Mercy (1977), basada en la vida de la heroína feminista Florence Nightingale. Todo muy baudrillardesco. Tomadas en su individualidad, las esculturas y dibujos de Tanaka Atsuko (1935), los collages de la belga Lili Dujourie (1941) y los vídeos de la india Amar Kanwar (1964), aparecen como raras y sofisticadas aves; al igual que los delicados assemblages (1966) de la checa Bêla Kolárová, las esculturas de papel de arroz de la germano-brasileña Mira Schendel (1966), los elegantes diarios (1970) de la paquistaní Nasreen Mohamedi, el sublime americano en las fotografías de la alemana Andrea Geyer (1971), los homelands retratados por el surafricano David Goldblatt (1930) y el activismo de las norteamericanas Jo Spence y Martha Rossler. Uno de los aciertos de Buergel ha sido la incorporación de la danza (Trisha Brown, Ivonne Rainer).

El entrañable Prototipo de ola (2006), del polifacético artista chino Ai Wei Wei, representa la fusión de la memoria y la imaginación. Los vídeos del irlandés James Coleman, Retake with Evidence (2007) y de la alemana Hito Steyerl Lovely Andrea (2007) tienen por sí solos una autoridad decisiva en este evento.

Finalmente, decir que en la gramática de Buergel, los Oteiza (1908-2003) fallan estrepitosamente. Y que el archivo prospectivo sobre la dimensión totalitaria y fallida de la gran obra pública (Política Hidráulica, 2007) y la representación de la compleja severidad de la montaña vasca (Exercises on the North Side, 2007), de Ibon Aramberri, resultan, en el teatralizado y chirriante espacio de la Neue Galerie, inapelables. Una verdadera rareza.


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DOCUMENTA 12
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Jose Llano
editor aparienciapublica
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